Texto extraído del catalogo de la exposición colectiva "Jai-lou-lait" curada por la crítica de arte Lupe Alvarez.
Galería Dpm
Guayaquil - Ecuador
2008
Este artista se ha mantenido siempre un poco al margen de los propósitos que han caracterizado a sus contemporáneos. Su obra en perspectiva, parecería desentendida de un medio social crudo y quebradizo, cuyas debilidades y lacras se han vuelto tan acuciantes, que constituyen problemáticas capitales para la mayoría de los artistas emergentes. Es por ello que muchos la aprecian como desambientada y light, o como producto de una estética afuereña que tiene pocas cosas que decirle a la conflictiva realidad que viven hoy la mayoría de ecuatorianos.
Sin embargo, la propuesta de Noboa, concientemente descuidada; fundada bajo el arbitrio de esa figuración anticonvencional que, regodeada en realidades banales, se opuso al empaque y al cariz trascendente de la "buena pintura", ha logrado con paciente pujanza reflejar un territorio subjetivo que no por su ser minoritario deja de ser relevante para entender la complejidad de este vulnerable tejido social.
Sus focos delirantes - elementos del mundo deportivo de la gente rica -, del ámbito donde el ocio puede ser prioritario y la inversión en infraestructura para disfrutar el tiempo libre, podría salvar miles de vidas, se han ido, poco a poco, vaciando de sentido. Han devenido realidades cada vez más despobladas e invadidas de una frialdad existencial abrumadora que, confrontada con formas inconclusas y colores estridentes denotan una especie de sarcástica impostura.
Sus motivos casi omnipresentes: las canchas de tenis, en el momento en el que el artista pone en tensión su estructura y sentido, apuntan a una especie de geometría errática y disfuncional que se escuda en la presencia de elementos extraños insertados arbitrariamente en sus formas. Noboa se torna abstracto algunas veces, otras, cada vez más excéntrico para hilvanar realidades forzadas que casi siempre se fundamentan en juegos formales a partir de las estructuras básicas.
Lupe Alvarez 2008